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PRIMER VIAJE DE CRISTOBAL COLON A AMERICA

Cristóbal Colón y las "tres carabelas". Dibujo: Juanikitoex (Deviantart).

El Primer Viaje de Cristóbal Colón a América

Navegación por el Oceáno Atlántico

El viernes 3 de agosto de 1492, las naves de Cristóbal Colón zarparon del puerto de Palos (suroeste de España), y se enrumbaron primero al archipiélago de las Canarias. Llegaron seis días después, pero en el trayecto se averió el gobernalle (timón) de la carabela la “Pinta”, al parecer por obra de su dueño Cristóbal Quintero, arrepentido de haberse incorporado a la peligrosa expedición. En la isla Gran Canaria se hizo la reparación de la “Pinta”, pero solo quedó lista a finales de agosto. Después de embarcar más carne, agua y leña, Colón ordenó levar anclas el 6 de setiembre de 1492. Las tres naves enfilaron las proas hacia el oeste, con sus tripulantes decididos a cruzar el Mar Tenebroso y llegar al continente asiático.

Durante 10 días navegaron sin contratiempos, con el viento a favor y el mar en calma. El 13 de setiembre el Almirante notó que la aguja de su brújula no apuntaba a la estrella Polar, sino otro punto fijo e invisible. Había descubierto el fenómeno de la declinación magnética.



El 16 de setiembre comenzaron a ver muchos sargazos (algas muy verdes), y creyeron estar cerca de tierra. Echaron anclas varias veces, pero no tocaron fondo. De todas formas, el avistamiento de sargazos infundió ánimo en la marinería, más aún cuando el 30 de setiembre aparecieron algunos pelícanos en el cielo. Sin embargo, el entusiasmo se fue acabando en los días siguientes en que no divisaban tierra.

En la mañana del 7 de octubre, volvieron a ver aves, pero dirigiéndose hacia el suroeste, por lo que Colón ordenó seguir esa dirección. Es probable que si no hubiera hecho este cambio, hubiera llegado a Cabo Cañaveral, en la península de Florida. Pasaron algunos días sin divisar tierra y muchos marinos se dejaron ganar por la impaciencia. El día 10 Colón apuntó en su diario que ya habían recorrido 59 leguas, pero a la tripulación le dijo que solo eran 44. Y añadió que “la gente ya no lo podía sufrir más: quejábase del largo viaje”.

El mismo 10 de octubre un grupo de marineros de la “Santa María” se amotinaron y le exigieron a Colón que ordenara el regreso. Lo amenazaron con arrojarlo por la borda y retornar por su cuenta. El Almirante mantuvo la calma y controló el tumulto prometiendo dar la media vuelta si en tres días no encontraban ninguna isla o tierra firme.
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Cristóbal Colón (1453-1506). Imagen: Pulso Digital (Flickr).

Llegada de Cristóbal Colón a América

Después de apaciguar a los amotinados Cristóbal Colón dirigió muchas oraciones a la Santísima Trinidad y la Virgen María. Era muy devoto y confiaba bastante en la ayuda divina, ya que el éxito de su empresa traería consigo la evangelización del Lejano Oriente y la ayuda de los conversos en el rescate de la Tierra Santa.

El día 11 de octubre los marineros de la “Pinta” recogieron del mar algunos palos y cañas, notando que uno de ellos parecía estar tallado. Esto alivió y alegró a todos, ya que eran señales de que se aproximaban a tierra. Por la noche, el Almirante convocó a los tripulantes de la Santa María para cantar el Salve Regina (antigua canción a la Virgen María) y les recordó que la Reina Isabel prometió 10 mil maravedíes de renta vitalicia al primero que mire tierra.



A las 10 de la noche del mismo día Colón divisó una luz en el horizonte, e hizo que la vieran Pedro Gutiérrez, Rodrigo Sánchez de Segovia y Pedro Salcedo. Parecía una “candelilla de cera que subía y bajaba”. En la “Santa María” ya todos celebraban cuando a las 2 de la madrugada del viernes 12 de octubre de 1492 el marinero Rodrigo de Triana, desde la proa de la “Pinta” gritó ¡Tierra, tierra!. Había avistado una colina iluminada parcialmente por la luz de la luna. Para su mala suerte, el premio lo reclamó y cobró Cristóbal Colón.


Al llegar el alba las tres embarcaciones se acercaban a las playas de una paradisiaca isla de las Bahamas y arriaban sus velas. Cristóbal Colón y su séquito se embarcaron en un batel (lancha) llevando una bandera y dos estandartes reales. Cuando se acercaban los alcanzaron los bateles de los hermanos Pinzón. Al llegar a la orilla el Almirante saltó a la playa, se arrodilló en el suelo y beso su arena. Muchos de los marineros hacían lo mismo cuando Colón plantó el pendón de Castilla en la hermosa isla que los nativos llamaban Guanahaní, y que el genovés bautizó como San Salvador.
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Europeos y lucayos en la isla Guanahaní, el 12 de octubre de 1492.
Pintura: José Garnelo y Alda.

Cristóbal Colón en la isla Guahananí
Aquel 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón conoció a los nativos de la isla Guanahaní o “San Salvador”. Ellos se llamaban a sí mismos “lucayos” (isleños) y pertenecían al grupo de los taínos que se extendían por las islas Bahamas, Cuba y Santo Domingo. Un grupo de ellos presenció el desembarco de los españoles y su ceremonia de toma de posesión en nombre de los Reyes Católicos. Los aborígenes no se imaginaban el trágico destino que les esperaba. Muchos se acercaron con obsequios (papagayos, ovillos de algodón y azagayas) a Cristóbal Colón, quien al verlos tan pacíficos pensó en lo fácil que sería convertirlos al cristianismo. Los barbudos respondieron con gestos amistosos y les entregaron cuentas de vidrio y cascabeles.

En las horas siguientes los españoles exploraron la isla tratando de averiguar si tenía lo que más buscaban: oro y especias. El día 13, Colón estuvo en la nao “Santa María” recibiendo más regalos que los “indios” le llevaban en sus frágiles canoas. Creyendo que era un enviado de los dioses le obsequiaban incluso las laminillas de metal que llevaban por narigueras. El 14, el nuevo Almirante ordenó buscar otras tierras más ricas que “San Salvador”. De aquí se llevó a siete muchachos para convertirlos en “lenguas” (traductores). Uno de ellos, bautizado como Diego, aprendió muy rápido el castellano y se convirtió el intérprete personal del Almirante. Otros dos huyeron, y los demás murieron por causas que se desconocen.

En los días siguientes los europeos descubrieron una pequeña isla a la que Colón llamó “Santa María de la Concepción” (hoy Cayo Rum) y dos mayores bautizadas como “Fernandina” (Log Island) e “Isabela” (Crooked Island). En estas vieron que los nativos usaban camas flotantes (hamacas) y aspiraban el humo del tabaco. Los cristianos no tardaron en imitarlos. Por datos de los isleños el Almirante supo que al suroeste de las Bahamas se situaba la gran isla de Cuba, donde había mucho oro y otras riquezas. Hacia ahí enrumbó Colón, estaba emocionado, creía que se aproximaba a Cipango (Japón) o Catay (China). (Continúa abajo)

Estatua de Cristóbal Colón en el Museo de La Habana.
Foto: Jorge Gálvez (Flickr).

Cristóbal Colón en Cuba

En la tarde del 27 octubre de 1492 Cristóbal Colón y los españoles desembarcaron en la isla que los aborígenes llamaban Cuba. El Almirante la llamó “Juana” en honor a la hija de los Reyes Católicos y creyó que era una península asiática cercana a Quinsay, en los dominios del Gran Kan (descendiente de Kublai Kan, el emperador mongol que acogió a Marco Polo en el siglo XIII).

Algunos indígenas le contaron que tierra adentro estaba Cubanacán, una región con abundante oro. Para comprobarlo envió al intérprete Luis de Torres y al marinero Rodrigo de Jerez, pero los comisionados no encontraron riquezas, solo aldeas pobladas por nativos semidesnudos. Decepcionado, Colón abandonó Cuba el 13 de noviembre rumbo al noreste, hacia una isla que los taínos llamaban Babeque (Gran Inagua, en las Bahamas), y que según decían tenía abundantes perlas y oro.

Los españoles solo encontraban islotes y arrecifes, cuando en medio de una tormenta desapareció la carabela la “Pinta” (21 de noviembre). Al parecer, Martín Alonso Pinzón aprovechó la ocasión para buscar los tesoros de Babeque por su cuenta. Entonces, con las naves que le quedaban, Cristóbal Colón se dirigió al sureste, rumbo a una gran isla que los indígenas llamaban Bohío.
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Cristóbal Colón. Imagen: Archivo Life.

Cristóbal Colón en la isla La Española

La “Santa María” y la “Niña” arribaron a la isla Bohío el 6 de diciembre de 1492. Cristóbal Colón la bautizó con el nombre de “La Española” y empezó a explorar el extremo noroccidental de la actual República de Haití. El día 16 avistó una isla a la que nombró “Tortuga” por su semejanza con el caparazón de un quelonio. Siguió navegando hacia el este contemplando el verdor del paisaje y saludando a los nativos que encontraba en las orillas. El 19 ingresó a una bahía a la que llamó “Santo Tomás” (hoy bahía de Acul), fue recibido amistosamente por los nativos. Aquí le contaron que un poco más adelante vivía el cacique Guanacagarí y que al interior había una rica región llamada Cibao. El Almirante se alegró mucho creyendo que Cibao era una derivación de Cipango (Japón).

La noche del 25 de diciembre de 1492, cuando las dos naves costeaban “La Española” frente a “Punta Santa” (hoy Cabo Haitiano), la “Santa María” chocó contra los arrecifes y empezó a hundirse. Vanos fueron los intentos de ponerla a flote, por lo que Cristóbal Colón ordenó sacar sus tablones y mandó construir un fuerte al que llamó “La Navidad”.

Seguir navegando con 70 españoles y varios indígenas cautivos en la pequeña carabela la “Niña” era muy peligroso. Cristóbal Colón decidió dejar en “La Navidad” a 40 cristianos y regresar a España con el resto. Dejó como jefe a don Diego de Arana, les pidió guardar la unidad del grupo y mantener la amistad con los nativos. El 2 de enero de 1493 se despidió de ellos, sin presagiar que no volvería a verlos con vida.


La “Niña” se dirigió rumbo al este y el 6 de enero, en aguas de la actual República Dominicana, se encontró con la “Pinta”. Martín Alonso Pinzón le explicó al Almirante que se había alejado involuntariamente, pero no lo convenció del todo. De todas formas, las dos carabelas continuaron juntas y llegaron a la bahía de Samaná, donde fueron recibidos a flechazos por los feroces indios ciguayos. Colón bautizó el lugar como “Golfo de las Flechas” y decidió dejar de costear “La Española”. El 16 de enero ordenó poner las proas en dirección noreste, rumbo a España.
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Monumento a Cristóbal Colón en Lima.
Foto: Arturo Gómez.

El regreso de Cristóbal Colón a España
Para regresar a la Península Ibérica Cristóbal Colón cogió una corriente marina favorable (Corriente del Golfo), lo que le permitió avanzar rápidamente. Al comenzar el mes de febrero de 1493, las carabelas la “Niña” y la “Pinta” alcanzaron el grado 36 de latitud norte y pusieron la proa apuntando al este, rumbo a las islas Azores. Sin embargo, cuando ya estaban cerca, el 11 de febrero se desencadenó una terrible tormenta que duró cuatro días. Los feroces vientos y temibles olas estuvieron a punto de hundir las naves, pero la experiencia del Almirante y la pericia de sus compañeros andaluces lograron evitarlo. La tempestad solo logró separar a la “Pinta”, la que finalmente arribó al puerto de Baiona, en el noroeste de España.

El día 18, la “Niña” ancló en la isla de Santa María, en el archipiélago de Azores, pero sus tripulantes fueron recibidos con hostilidad por el gobernador portugués de la isla, Juan de Castanheda. El 24 de febrero, la nave enrumbó a las costas de Andalucía, pero en la noche del 4 marzo una tempestad empujó la carabela hacia la desembocadura del río Tajo, en Lisboa, Portugal. En la mañana siguiente, ancló en el puerto de Rastelo y los tripulantes se encargaron de propagar la noticia de la hazaña que habían logrado. Los lusitanos quedaron maravillados viendo a los aborígenes y animales exóticos que traían los hispanos.

El 8 de marzo, Colón recibió la invitación del rey Juan II para entrevistarse en el monasterio de Santa María de las Virtudes. Al día siguiente el monarca luso hizo muchas preguntas sobre la ubicación y riqueza de las islas descubiertas. El Almirante le respondió cortésmente y le recordó que antes de acudir a los Reyes Católicos, había solicitado su ayuda, pero fue rechazado. Después de dos audiencias más, Juan II se despidió del genovés y le permitió abandonar Lisboa el 13 de marzo. La “Niña” enrumbó al sur y al día siguiente dobló el cabo de San Vicente y entró en aguas castellanas. Fue el viernes 15 de marzo de 1493 el día en que Colón y sus bravos compañeros llegaron por fin al puerto de Palos, donde fueron recibidos con mucha alegría. De inmediato, Colón envió una carta a los Reyes Católicos, que se hallaban en Barcelona, notificando sus importantes descubrimientos.


Preguntas y respuestas rápidas

1. ¿Cuáles son los antecedentes de los viajes de Colón? ver respuesta
2. ¿Cuál fue el proyecto de Colón? ver respuesta
3. ¿Qué título le dieron los Reyes Católicos a Colón? ver respuesta
4. ¿Qué descubrió Colón en su Primer Viaje? ver respuesta
5. ¿Qué descubrió Colón en su Segundo Viaje? ver respuesta
6. ¿Qué descubrió Colón en su Tercer Viaje? ver respuesta
7. ¿Qué descubrió Colón en su Cuarto Viaje? ver respuesta


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